Riquelme se calzó los botines y participó de un ejercicio con el resto, pero no pudo terminar la práctica por el dolor: quedó fuera del partido de mañana ante Rafaela y no se sabe si jugará contra Vélez...
Me duele”, avisó él, sin sonrisas, fastidioso por tener que guardarse en el consultorio mientras sus compañeros terminaban la jornada de trabajo con un picado. “No está bien”, confirmaron los que siguen de cerca su recuperación. “Está más en duda que nunca”, dijeron desde el entorno del propio jugador. Los indicios del mediodía se hicieron realidad al caer la tarde: Juan Román Riquelme no jugará contra Atlético de Rafaela y no es seguro que lo haga la semana que viene, contra Vélez. Sus chances de reaparecer se esfumaron porque estaban sostenidas sólo por su voluntad, y no por su estado físico.
¿Cuál es la situación? Ya no se escuchan, dentro y fuera de kinesiología, esos alaridos de hace siete días, cuando se levantó de una sesión y no podía pisar del dolor a causa de la fascitis plantar en el pie izquierdo. Esta semana, Riquelme se entrenó aun cuando sus compañeros se fueron a Santa Fe. Lo hizo el mismo día del partido, viajó para estar cerca del grupo y, luego de pegar la vuelta de madrugada, también se movió el día siguiente. Hubo señales positivas el jueves, cuando trotó alrededor de la cancha junto a Erviti. Y también ayer por la mañana parecía haber buenas noticias. El cuerpo técnico diagramó un trabajo grupal con la cabeza puesta en la recuperación del 10. “Para que tuviera contacto con la pelota y se pusiera los zapatos”, explicó el propio Falcioni. Y, junto a la mayoría de sus compañeros, Román participó de ese ejercicio dividido en seis etapas, en las que tenía que cumplir distintas funciones: tocar corto a quien estaba en la siguiente posta, recibir y abrir la pelota para quien se mostraba por la banda, llegar por afuera para tirar el centro y también pisar el área y tratar de definir.
Con buzo azul a pesar del calor, pantalones cortos y botines negros, Riquelme no se salteó ninguna etapa por más de media hora. Tocó, corrió, tiró centros y definió. Pero todo lo hizo con precaución, como quien camina por la cornisa, y sin sonrisas. Apenas bromeó cuando Insaurralde -en ataque, al intentar convertir- sacó un centro suyo por el banderín del córner y por arriba del tinglado de la Bombonerita. Ahí le gritó: “¿Qué te pasa, Juan?”. Y se agarró la cabeza.
Cuando finalizó ese ejercicio, salió derecho para el consultorio: no pudo participar de un picado muy informal que incluyó hasta a los utileros. “¿Si va a ser titular? Mañana (por hoy) vamos a probar”, dijo Falcioni. No hará falta ninguna prueba. “Quiere jugar, pero le duele”, confirmaron en el club y desde su entorno más cercano. Aunque anoche se concentró junto a sus compañeros, el 10 está afuera. Empieza otra cuenta regresiva...
Me duele”, avisó él, sin sonrisas, fastidioso por tener que guardarse en el consultorio mientras sus compañeros terminaban la jornada de trabajo con un picado. “No está bien”, confirmaron los que siguen de cerca su recuperación. “Está más en duda que nunca”, dijeron desde el entorno del propio jugador. Los indicios del mediodía se hicieron realidad al caer la tarde: Juan Román Riquelme no jugará contra Atlético de Rafaela y no es seguro que lo haga la semana que viene, contra Vélez. Sus chances de reaparecer se esfumaron porque estaban sostenidas sólo por su voluntad, y no por su estado físico.
¿Cuál es la situación? Ya no se escuchan, dentro y fuera de kinesiología, esos alaridos de hace siete días, cuando se levantó de una sesión y no podía pisar del dolor a causa de la fascitis plantar en el pie izquierdo. Esta semana, Riquelme se entrenó aun cuando sus compañeros se fueron a Santa Fe. Lo hizo el mismo día del partido, viajó para estar cerca del grupo y, luego de pegar la vuelta de madrugada, también se movió el día siguiente. Hubo señales positivas el jueves, cuando trotó alrededor de la cancha junto a Erviti. Y también ayer por la mañana parecía haber buenas noticias. El cuerpo técnico diagramó un trabajo grupal con la cabeza puesta en la recuperación del 10. “Para que tuviera contacto con la pelota y se pusiera los zapatos”, explicó el propio Falcioni. Y, junto a la mayoría de sus compañeros, Román participó de ese ejercicio dividido en seis etapas, en las que tenía que cumplir distintas funciones: tocar corto a quien estaba en la siguiente posta, recibir y abrir la pelota para quien se mostraba por la banda, llegar por afuera para tirar el centro y también pisar el área y tratar de definir.
Con buzo azul a pesar del calor, pantalones cortos y botines negros, Riquelme no se salteó ninguna etapa por más de media hora. Tocó, corrió, tiró centros y definió. Pero todo lo hizo con precaución, como quien camina por la cornisa, y sin sonrisas. Apenas bromeó cuando Insaurralde -en ataque, al intentar convertir- sacó un centro suyo por el banderín del córner y por arriba del tinglado de la Bombonerita. Ahí le gritó: “¿Qué te pasa, Juan?”. Y se agarró la cabeza.
Cuando finalizó ese ejercicio, salió derecho para el consultorio: no pudo participar de un picado muy informal que incluyó hasta a los utileros. “¿Si va a ser titular? Mañana (por hoy) vamos a probar”, dijo Falcioni. No hará falta ninguna prueba. “Quiere jugar, pero le duele”, confirmaron en el club y desde su entorno más cercano. Aunque anoche se concentró junto a sus compañeros, el 10 está afuera. Empieza otra cuenta regresiva...