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En Eden Park, vencieron 8-7 a Francia y, como hace 24 años, también como anfitriones, ganaron la Copa del Mundo de rugby; un partido de dientes apretados para un estallido inolvidable
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Para ganar hay que saber sufrir. Para festejar a lo grande, después de 24 años, los All Blacks no la pasaron nada bien, pero terminaron envueltos en la algarabía por volver a ser campeones del mundo en su casa como lo fueron en 1987. Como aquella vez, superaron a Francia en la gran definición, en Eden Park. Fue 8-7 en un partido apretado, con un segundo tiempo en el cual los galos estuvieron cerca de la hazaña de dejar una vez más con las manos vacías a los dueños de casa como en otras Copas del Mundo. Esta vez, nada de eso pasó. Los locales resistieron y estallaron a lo grande.
Es el grito de un país, el anfitrión de este Mundial de rugby 2011. Una nación que respira rugby, algo que se evidenció por casi dos meses a lo largo de todo el territorio y quedó escenificado en la noche de este domingo, en el mítico Eden Park, donde 60.000 fanáticos, obviamente vestidos de negro, deliraron con el segundo título mundial para Nueva Zelanda, que ahora suma la misma cantidad que Australia y Sudáfrica y es uno de los máximos ganadores de este certamen.
Durante 32 minutos, el marcador estuvo 8-7, un resultado que mostraba que el que marcaba algún punto se llevaba la victoria. Francia, histórico verdugo de los All Blacks, le dio más de un susto a los neocelandezes, que esperaban el match con gran confianza, más después de haberles ganado a los europeos en la rueda inicial por 37-17, también en Eden Park. La imagen de Piri Wepu errático fue una metáfora de lo dura que fue la noche.
El título mundial logrado por los All Blacks seguramente enaltece la actuación de los Pumas, que hace dos semanas se marcharon de la competencia eliminados por los campeones, que recién pudieron quebrar al seleccionado argentino en el final del partido. Francia, criticado en el inicio, termina el torneo como subcampeón.
El primer tiempo no fue bueno. Careció de emociones y se vieron los nervios de ambos equipos. Los All Blacks salieron con todo, pero empezaron a perder confianza cuando Piri Wepu, de floja actuación, desvió su primer envío a los palos. Sin embargo, los locales aprovecharon una desconcentración de los galos para marcar el primer try del partido por intermedio del primera línea Woodcock, que no logró convertir Piri Wepu.
Francia prácticamente no atacaba y, para colmo, perdió por lesión a su apertura Morgan Parra. El problema de Nueva Zelanda fue no transformar el dominio territorial en puntos. Encima los All Blacks se quedaron sin otro diez. Debió salir Cruden, como ya les había pasado a Carter y Slade.
En el comienzo del complemento, Stephen Donald, reemplazante de Cruden, estiró la diferencia en favor de los All Blacks (8-0). Pero rápidamente apareció la reacción francesa: a los 8 minutos, Dusautoir marcó un try, convertido por Francois Trinh-Duc, para dejar el marcador 8-7. Entonces, el Eden Park se paralizó. Graham Henry, head coach de los locales, metió mano en el banco e introdujo tres cambios, entre ellos sacó a Piri Wepu, uno de los estandartes de este equipo.
Seguramente por la cabeza de los hinchas que coparon el estadio habrán pasado las eliminaciones a manos de Francia en 1999 y 2007. Lejos estaba el partido de parecerse al que ambos seleccionados sostuvieron por la primera rueda. El que marcaba puntos se quedaba con la Copa del Mundo. Pero los All Blacks defendieron con dientes apretados y terminaron en un estallido inolvidable por lograr el título tan anhelado.
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Para ganar hay que saber sufrir. Para festejar a lo grande, después de 24 años, los All Blacks no la pasaron nada bien, pero terminaron envueltos en la algarabía por volver a ser campeones del mundo en su casa como lo fueron en 1987. Como aquella vez, superaron a Francia en la gran definición, en Eden Park. Fue 8-7 en un partido apretado, con un segundo tiempo en el cual los galos estuvieron cerca de la hazaña de dejar una vez más con las manos vacías a los dueños de casa como en otras Copas del Mundo. Esta vez, nada de eso pasó. Los locales resistieron y estallaron a lo grande.
Es el grito de un país, el anfitrión de este Mundial de rugby 2011. Una nación que respira rugby, algo que se evidenció por casi dos meses a lo largo de todo el territorio y quedó escenificado en la noche de este domingo, en el mítico Eden Park, donde 60.000 fanáticos, obviamente vestidos de negro, deliraron con el segundo título mundial para Nueva Zelanda, que ahora suma la misma cantidad que Australia y Sudáfrica y es uno de los máximos ganadores de este certamen.
Durante 32 minutos, el marcador estuvo 8-7, un resultado que mostraba que el que marcaba algún punto se llevaba la victoria. Francia, histórico verdugo de los All Blacks, le dio más de un susto a los neocelandezes, que esperaban el match con gran confianza, más después de haberles ganado a los europeos en la rueda inicial por 37-17, también en Eden Park. La imagen de Piri Wepu errático fue una metáfora de lo dura que fue la noche.
El título mundial logrado por los All Blacks seguramente enaltece la actuación de los Pumas, que hace dos semanas se marcharon de la competencia eliminados por los campeones, que recién pudieron quebrar al seleccionado argentino en el final del partido. Francia, criticado en el inicio, termina el torneo como subcampeón.
El primer tiempo no fue bueno. Careció de emociones y se vieron los nervios de ambos equipos. Los All Blacks salieron con todo, pero empezaron a perder confianza cuando Piri Wepu, de floja actuación, desvió su primer envío a los palos. Sin embargo, los locales aprovecharon una desconcentración de los galos para marcar el primer try del partido por intermedio del primera línea Woodcock, que no logró convertir Piri Wepu.
Francia prácticamente no atacaba y, para colmo, perdió por lesión a su apertura Morgan Parra. El problema de Nueva Zelanda fue no transformar el dominio territorial en puntos. Encima los All Blacks se quedaron sin otro diez. Debió salir Cruden, como ya les había pasado a Carter y Slade.
En el comienzo del complemento, Stephen Donald, reemplazante de Cruden, estiró la diferencia en favor de los All Blacks (8-0). Pero rápidamente apareció la reacción francesa: a los 8 minutos, Dusautoir marcó un try, convertido por Francois Trinh-Duc, para dejar el marcador 8-7. Entonces, el Eden Park se paralizó. Graham Henry, head coach de los locales, metió mano en el banco e introdujo tres cambios, entre ellos sacó a Piri Wepu, uno de los estandartes de este equipo.
Seguramente por la cabeza de los hinchas que coparon el estadio habrán pasado las eliminaciones a manos de Francia en 1999 y 2007. Lejos estaba el partido de parecerse al que ambos seleccionados sostuvieron por la primera rueda. El que marcaba puntos se quedaba con la Copa del Mundo. Pero los All Blacks defendieron con dientes apretados y terminaron en un estallido inolvidable por lograr el título tan anhelado.