Los xeneizes pasaron por encima a Banfield con una goleada por 3-0 y cortaron una sequía de tres años sin títulos; Riquelme, el más ovacionado, jugó parte del complemento; Cvitanich (2) y Rivero, los goles
Latían los corazones de los hinchas. Latían, también, los bombos al ritmo de una de las tantas canciones de cancha. Latía la Bombonera. Con todo preparado para vivir una fiesta, las expectativas por gritar campeón marcaron el ritmo de la tarde en Boca, que enfrentaba a Banfield con la certeza de que un punto le permitía festejar. Y lo consiguió a lo grande, con una goleada por 3-0 que confirmó que es el equipo más sólido del torneo Apertura y le permitió cortar una racha de tres años de sequía.
Aunque nadie tenía dudas de que hoy era el día en que Boca iba a festejar, Darío Cvitanich se encargó de confirmarlo. Los goles que marcó a los 9 minutos del primer tiempo y a los 44 dejaron que los xeneizes se dieran el lujo de disfrutar todo el partido sin pasar un susto. Ovaciones para Clemente Rodríguez, Diego Rivero y Rolando Schiavi, el eterno canto por Riquelme, que ingresó a los 19 minutos del complemento y los gritos de "dale campeón" entretuvieron a los hinchas, que también se acordaron de River. En un momento el partido pasó a ser una excusa, porque la fiesta se vivió en las tribunas.
Banfield, que ocupa el último puesto en el torneo, fue el invitado perfecto a la fiesta porque nunca presentó resistencia ni atisbos de rebeldía. Y Boca no tuvo piedad ya que con un golazo de Rivero, al minuto del complemento, puso el partido 3-0.
Cuando Riquelme, que no jugaba desde la fecha 11 contra Belgrano, ingresó a los 19 minutos del segundo tiempo, otra vez hizo estallar a la Bombonera, que ovacionaba una vez más a su ídolo máximo de la actualidad.
Con Román en cancha ya no quedaba más nada por jugarse. Con los goles hechos y el ídolo en cancha, los minutos se consumieron y Baldassi decidió ponerle fin al partido y a su carrera a los 47 minutos exactos del complemento. En ese momento, otra vez todos gritaron Boca campeón. Campeón porque le hicieron sólo cuatro goles en 17 fechas. Campeón porque fue el equipo más sólido del torneo. Campeón porque no perdió ningún partido. Campeón porque supo cuando pegar y cuando replegarse. Y campeón también, por qué no decirlo, por las limitaciones de sus rivales, este Boca de Falcioni se consagró después de tres años y cuando todavía quedan dos fechas para que se termine el torneo, sin dejar dudas.