"Déjenlo a Lionel tranquilo de una vez, que cante o no cante el himno. ¡Que haga lo que se le cante!", pidió Manu; y agregó: "Admiro lo que hace: viene a todos los partidos, se rompe el culo a más no poder, y a pesar de las críticas dice que va a seguir viniendo..."
Ante cada nuevo éxito de la Generación Dorada surge, inevitable y muchas veces maliciosa, la comparación con la selección argentina de fútbol y su cadena de frustraciones. El tema fastidia a Ginóbili de manera evidente. Hasta el tono de voz le cambia ante el planteo del tema.
"Me gustaría que no comparen en nada al fútbol con el básquetbol. A veces me da la sensación de que algunos nos suben, nos idolatran, sólo para denigrarlo al fútbol. Déjenlo a Messi tranquilo de una vez, que cante o no cante el himno. ¡Que haga lo que se le cante! Admiro lo que hace: viene a todos los partidos, se rompe el culo a más no poder. Y dice que va a seguir viniendo. Yo no sé qué habría hecho en el lugar de Messi".
-Bueno, vos recibiste críticas por renunciar a la selección.
-Sí, pero me criticaron dos, tres. La gente allegada al básquetbol lo entendió, sabe lo que di, lo que estaba dando y lo que iba a dar. En el fútbol, no se trata sólo de los que conocen. Es inevitable que hable el 90 por ciento de la sociedad, que digan lo primero que les ocurra. Imagino que Messi puede pensar: "Este gil me critica y lo ignoro porque no le ganó a nadie". Pero queda todo en el aire y es la percepción negativa la que me da por las bolas. Me dolió que haya perdido la selección en la Copa América; por él, por el equipo. En los partidos que vi, sentí que corrieron como caballos, que se rompieron el culo y que, simplemente, no lograron lo que querían, que es ganar, convencer. Igual, hasta que ganen un Mundial no van a convencer. Y gana un Mundial uno solo de 180 equipos.
La comparación, está claro, lo irrita como a cualquiera que advierte detrás de ella una segunda intención: "No veo que la comparación sea necesaria. Ni con nosotros, ni con el rugby, ni con las Leonas, ni con nadie. Ellos tienen un día a día distinto. Vienen para jugar un solo partido y se vuelven a Europa. Nosotros nos juntamos y estamos en un búnker dos meses; después cada uno va a su club y por ocho meses no nos vemos. Hasta la forma de competir es diferente. Nosotros, cuando estamos juntos, en la primera semana, nos peleamos, nos acostumbramos a las reglas diferentes. Nadie se entera. En el fútbol todos se enteran de todo".
El tema, y Messi particularmente, le llegan a las tripas y al corazón. Baja las revoluciones después de la catarsis, que incluyó palabras que son raras de escucharle públicamente, para redondear el concepto, de por sí más que claro: "No me gusta cuando nos meten a los dos en la misma conversación sobre cómo sentimos la camiseta, si cantamos el himno. No estoy capacitado para hacer una crítica deportiva. Nada más digo que el fútbol tiene una realidad completamente distinta".
Ante cada nuevo éxito de la Generación Dorada surge, inevitable y muchas veces maliciosa, la comparación con la selección argentina de fútbol y su cadena de frustraciones. El tema fastidia a Ginóbili de manera evidente. Hasta el tono de voz le cambia ante el planteo del tema.
"Me gustaría que no comparen en nada al fútbol con el básquetbol. A veces me da la sensación de que algunos nos suben, nos idolatran, sólo para denigrarlo al fútbol. Déjenlo a Messi tranquilo de una vez, que cante o no cante el himno. ¡Que haga lo que se le cante! Admiro lo que hace: viene a todos los partidos, se rompe el culo a más no poder. Y dice que va a seguir viniendo. Yo no sé qué habría hecho en el lugar de Messi".
-Bueno, vos recibiste críticas por renunciar a la selección.
-Sí, pero me criticaron dos, tres. La gente allegada al básquetbol lo entendió, sabe lo que di, lo que estaba dando y lo que iba a dar. En el fútbol, no se trata sólo de los que conocen. Es inevitable que hable el 90 por ciento de la sociedad, que digan lo primero que les ocurra. Imagino que Messi puede pensar: "Este gil me critica y lo ignoro porque no le ganó a nadie". Pero queda todo en el aire y es la percepción negativa la que me da por las bolas. Me dolió que haya perdido la selección en la Copa América; por él, por el equipo. En los partidos que vi, sentí que corrieron como caballos, que se rompieron el culo y que, simplemente, no lograron lo que querían, que es ganar, convencer. Igual, hasta que ganen un Mundial no van a convencer. Y gana un Mundial uno solo de 180 equipos.
La comparación, está claro, lo irrita como a cualquiera que advierte detrás de ella una segunda intención: "No veo que la comparación sea necesaria. Ni con nosotros, ni con el rugby, ni con las Leonas, ni con nadie. Ellos tienen un día a día distinto. Vienen para jugar un solo partido y se vuelven a Europa. Nosotros nos juntamos y estamos en un búnker dos meses; después cada uno va a su club y por ocho meses no nos vemos. Hasta la forma de competir es diferente. Nosotros, cuando estamos juntos, en la primera semana, nos peleamos, nos acostumbramos a las reglas diferentes. Nadie se entera. En el fútbol todos se enteran de todo".
El tema, y Messi particularmente, le llegan a las tripas y al corazón. Baja las revoluciones después de la catarsis, que incluyó palabras que son raras de escucharle públicamente, para redondear el concepto, de por sí más que claro: "No me gusta cuando nos meten a los dos en la misma conversación sobre cómo sentimos la camiseta, si cantamos el himno. No estoy capacitado para hacer una crítica deportiva. Nada más digo que el fútbol tiene una realidad completamente distinta".