Oberto volvió a jugar un partido oficial después de 305 días. Fue ovacionado cuando ingresó. "Me vino bien vivir el roce", dijo el cordobés.
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"Obeeerto, Obeeeerto”. La gente se paró para aplaudir al cordobés, que a 1m54 para el final del primer cuarto volvió a jugar oficialmente después del 2 de noviembre, para Portland, antes de que decidiera retirarse por un problema cardíaco. Pero Fabricio Oberto, un guerrero símbolo de esta Generación Dorada, hizo todo lo posible para volver, y volvió.
No jugaba en la Seleccíon desde hace casi un año, el 12 de septiembre último, en el partido del quinto puesto por el Mundial de Turquía. "Creo que pude correr la cancha bien y defender un poco. No es lo mismo entrenar que jugar. Me vino bien vivir el roce", dijo el pivote cordobés tras su vuelta a las canchas.
Recuperado de un desgarro en un aductor, entró con la 7, la suya de siempre. Casi sobre la chicharra tomó un rebote pero falló el lanzamiento. Lamas lo dejó en cancha y volvió a marrar dos tiros. Se fue a los 7m32 del segundo parcial, con 0-3 en dobles y un rebote en su planilla. "El respaldo de la gente me hizo muy bien. Pero todavía me falta. Veremos cómo voy creciendo con el correr del torneo", analizó.
A 5m04 para el final del tercero volvió a ingresar y tuvo más protagonismo con un gran rebote defensivo, una falta y un ganchito para anotar. Luego salió pero en el último capítulo volvió. Y se fajó nuevamente en defensa. La gente lo premió: “Obeeerto, Obeeerto”. Fue una caricia para su corazón.
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"Obeeerto, Obeeeerto”. La gente se paró para aplaudir al cordobés, que a 1m54 para el final del primer cuarto volvió a jugar oficialmente después del 2 de noviembre, para Portland, antes de que decidiera retirarse por un problema cardíaco. Pero Fabricio Oberto, un guerrero símbolo de esta Generación Dorada, hizo todo lo posible para volver, y volvió.
No jugaba en la Seleccíon desde hace casi un año, el 12 de septiembre último, en el partido del quinto puesto por el Mundial de Turquía. "Creo que pude correr la cancha bien y defender un poco. No es lo mismo entrenar que jugar. Me vino bien vivir el roce", dijo el pivote cordobés tras su vuelta a las canchas.
Recuperado de un desgarro en un aductor, entró con la 7, la suya de siempre. Casi sobre la chicharra tomó un rebote pero falló el lanzamiento. Lamas lo dejó en cancha y volvió a marrar dos tiros. Se fue a los 7m32 del segundo parcial, con 0-3 en dobles y un rebote en su planilla. "El respaldo de la gente me hizo muy bien. Pero todavía me falta. Veremos cómo voy creciendo con el correr del torneo", analizó.
A 5m04 para el final del tercero volvió a ingresar y tuvo más protagonismo con un gran rebote defensivo, una falta y un ganchito para anotar. Luego salió pero en el último capítulo volvió. Y se fajó nuevamente en defensa. La gente lo premió: “Obeeerto, Obeeerto”. Fue una caricia para su corazón.