En el clásico jugado después de ocho años, Unión le dio un cachetazo a Colón con dos goles en el PT: Rosales y Montero. El Tate aprovechó las que tuvo y terminó festejando en la casa del Sabalero, que sigue mal como local.
Después de ocho años, volvió el clásico a la ciudad de Santa Fe. Colón y Unión volvieron a verse las caras en el Cementerio de los Elefantes. La alegría quedó para el los Tatengues, que no se consagraban en el derby desde 1999.
En la previa, el que lideraba las apuestas era el Sabalero. Llegaba como uno de los líderes del torneo. Por su parte, Unión arribaba claramente como punto, ya que no había ganado en las tres primeras fechas. Pero una vez más la lógica falló. Desde el arranque, con dos líneas de cuatro bien marcadas y apostando a la contra, el Tatengue complicó a su rival. Más aún, cuando se adelantó en el marcador con un terrible zapatazo de Paulo Rosales, inatajable para Diego Pozo. Colón, tratando de despabilarse luego de ese golpe, intentó acercarse al arco custodiado por Enrique Bologna. Sin embargo, chocó con su propia impericia y con el la solidez defensiva de su rival. Orden defensivo, justamente, algo que el equipo de Mario Sciaqua no tuvo, sobre todo, en lo evidenciado en el segundo gol anotado por Fausto Montero.
Tras el 2-0, el Negro, con ímpetu y amor propio más que buen juego, se encegueció en tratar de descontar. Nuevamente se topó con el orden del team de Frank Kudelka y con su falta de resolución. Unión, con la diferencia consumada, se mostró calmo y realizó un trabajo sin fisuras. Los tres puntos estuvieron lejos de correr peligro. El panorama fue más favorable aún cuando se fue expulsado Ivan Moreno y Fabianesi a menos de 10 minutos del final. Un cabezazo de Germán Lessman en el travesaño fue la jugada de mayor riesgo en contra de la valla del Tate.
Así, tras un largo período, Unión se dio el gusto de quedarse con una nueva edición del clásico santafesino y, encima, además de cantar su primera victoria en el Apertura, igualó el historial general con su archirrival, con 25 victorias para ambos y 29 empates.
El Sabalero, por su parte, dejó pasar la chance de quedar como líder del torneo. Para colmo de males, continúa con su racha adversa -dos derrotas y dos empates- de no poder cantar victoria en su casa. Y encima en el clásico.
Cargadas
Después de ocho años, volvió el clásico a la ciudad de Santa Fe. Colón y Unión volvieron a verse las caras en el Cementerio de los Elefantes. La alegría quedó para el los Tatengues, que no se consagraban en el derby desde 1999.
En la previa, el que lideraba las apuestas era el Sabalero. Llegaba como uno de los líderes del torneo. Por su parte, Unión arribaba claramente como punto, ya que no había ganado en las tres primeras fechas. Pero una vez más la lógica falló. Desde el arranque, con dos líneas de cuatro bien marcadas y apostando a la contra, el Tatengue complicó a su rival. Más aún, cuando se adelantó en el marcador con un terrible zapatazo de Paulo Rosales, inatajable para Diego Pozo. Colón, tratando de despabilarse luego de ese golpe, intentó acercarse al arco custodiado por Enrique Bologna. Sin embargo, chocó con su propia impericia y con el la solidez defensiva de su rival. Orden defensivo, justamente, algo que el equipo de Mario Sciaqua no tuvo, sobre todo, en lo evidenciado en el segundo gol anotado por Fausto Montero.
Tras el 2-0, el Negro, con ímpetu y amor propio más que buen juego, se encegueció en tratar de descontar. Nuevamente se topó con el orden del team de Frank Kudelka y con su falta de resolución. Unión, con la diferencia consumada, se mostró calmo y realizó un trabajo sin fisuras. Los tres puntos estuvieron lejos de correr peligro. El panorama fue más favorable aún cuando se fue expulsado Ivan Moreno y Fabianesi a menos de 10 minutos del final. Un cabezazo de Germán Lessman en el travesaño fue la jugada de mayor riesgo en contra de la valla del Tate.
Así, tras un largo período, Unión se dio el gusto de quedarse con una nueva edición del clásico santafesino y, encima, además de cantar su primera victoria en el Apertura, igualó el historial general con su archirrival, con 25 victorias para ambos y 29 empates.
El Sabalero, por su parte, dejó pasar la chance de quedar como líder del torneo. Para colmo de males, continúa con su racha adversa -dos derrotas y dos empates- de no poder cantar victoria en su casa. Y encima en el clásico.
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