Antes del Mundial de Turquía, Washington Wizards pidió un seguro de 45.000 dólares; "Sólo tenemos 20.000", dijeron los dirigentes argentinos; Fabri no dudó: "Yo pongo los 25.000 que faltan". Increíble. Por Miguel Romano / Enviado especial
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Aunque siempre se supo que Fabricio Oberto es uno de los jugadores más queridos de la Generación Dorada, no deja de sorprender el cariño que le tributa el público en cada partido. El coro de "¡Oberto, Oberto!", ya es una tradición en el Polideportivo. Si no juega, lo piden a gritos, y si juega y luego es sustituido, también lo ovacionan. Le preguntamos si suponía si era su problema de corazón o su veteranía lo que conmovía a la gente, y respondió: "No sé... Deben ser todos parientes y amigos míos". Lo cierto es que cuando esto que contaremos a continuación trascienda, quizás el reconocimiento crezca aún más. Hace un año, antes del Mundial de Turquía, su agente en los Estados Unidos le comentó que de la Confederación le comunicaron que Washington (su equipo en la NBA) solicitaba un seguro de 45.000 dólares. "Sólo tenemos 20.000", dijeron los dirigentes argentinos.
Fabri no dudó un instante. Eran tantas sus ganas de jugar en la selección que le respondió a su representante, "No importa; los 25.000 dólares que faltan los pongo yo". Increíble. El gesto y la actitud de Oberto no tienen registro en la historia del seleccionado. Finalmente, puso los 25.000 dólares de su bolsillo y viajó a Turquía. Cuando tratamos de confirmar el caso, Oberto dijo: "No, dejá; no lo digas; no es necesario". Le rogamos un poco y nos autorizó a escribirlo. ¿Existirá algún antecedente parecido en el deporte nacional? Creemos que no. Sólo Oberto puede querer tanto a su país. Tanto como que tiene tatuado un gran mapa argentino en la espalda.
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Aunque siempre se supo que Fabricio Oberto es uno de los jugadores más queridos de la Generación Dorada, no deja de sorprender el cariño que le tributa el público en cada partido. El coro de "¡Oberto, Oberto!", ya es una tradición en el Polideportivo. Si no juega, lo piden a gritos, y si juega y luego es sustituido, también lo ovacionan. Le preguntamos si suponía si era su problema de corazón o su veteranía lo que conmovía a la gente, y respondió: "No sé... Deben ser todos parientes y amigos míos". Lo cierto es que cuando esto que contaremos a continuación trascienda, quizás el reconocimiento crezca aún más. Hace un año, antes del Mundial de Turquía, su agente en los Estados Unidos le comentó que de la Confederación le comunicaron que Washington (su equipo en la NBA) solicitaba un seguro de 45.000 dólares. "Sólo tenemos 20.000", dijeron los dirigentes argentinos.
Fabri no dudó un instante. Eran tantas sus ganas de jugar en la selección que le respondió a su representante, "No importa; los 25.000 dólares que faltan los pongo yo". Increíble. El gesto y la actitud de Oberto no tienen registro en la historia del seleccionado. Finalmente, puso los 25.000 dólares de su bolsillo y viajó a Turquía. Cuando tratamos de confirmar el caso, Oberto dijo: "No, dejá; no lo digas; no es necesario". Le rogamos un poco y nos autorizó a escribirlo. ¿Existirá algún antecedente parecido en el deporte nacional? Creemos que no. Sólo Oberto puede querer tanto a su país. Tanto como que tiene tatuado un gran mapa argentino en la espalda.